TORTILLA DE PATATAS

Solo hablar de ella ya me entra el hambre.

Hay tanta variedad de tortillas de patata como personas que las hacen. Las mas consumidas son esas tortillas gigantes, súper cuajadas que ponen en casi todos los bares de tapas. Con o sin cebolla, la tortilla de patatas o tortilla española es una exquisitez. Casi nadie la prepara mal, pero a cada uno nos gusta una diferente. A mi por ejemplo me gusta la tortilla con cebolla, pero con el huevo poco cuajado, como una crema interior, que se queda de un amarillo pálido en su exterior. Pero con las patatas bien fritas, crujientitas. Tampoco me disgusta nada esa que hace mi madre, con cebolla también, que se queda bastante cuajada y con trozos gordos de patata que se queda entera y confitada en la grasa vegetal.

Odio con toda mi alma las tortillas envasadas. No me creo que le gusten a nadie. No con esa textura de cartón o espuma, con ese sabor tan cercano al plástico, con ese color tan artificial. Puedo meterme un trozo de esa tortilla en la boca, pero mi cuerpo no me deja tragar.

No me disgustan en cambio las tortillas de autor, de la nueva cocina, deconstruidas o vueltas a construir, con materias primas diferentes que a veces la hacen tan especial, a veces tan poco parecida a una tortilla... Aun así me gusta el deconstruccionismo en la tortilla, es un producto que se deja. Podemos alternar muselinas de patata, pures, patatas chips, o cocinadas de diversos métodos. Lo mismo con la cebolla: Confitada, caramelizada, etc... El huevo siempre es el rey de estas mezclas: podemos hacer un sabayón, una crema de yema, en merengue salado...

En fin, hay muchas posibilidades con estos ingredientes para hacer tortillas. También podemos usar otros productos familia de la patata, como el boniato, la batata, o diversos tipos de patata, como la violeta (aun no he visto una tortilla violeta, pero sería curioso).

Lo que esta claro es que la tortilla forma parte de nuestra gastronomía, y es aceptada como un manjar en todas las comunidades de España. No hay bar de tapas sin tortilla, y no hay pueblo sin bar de tapas, y no hay iglesia sin pueblo, por lo tanto no hay religión sin tortilla. Pensadlo cuando la gente este en misa y vosotros en un bar con la tortilla en la boca, con vuestro trocito de pan y vuestra cervecita (eso si, la cerveza, Estrella).

Como me apetece una tortilla ahora...